lunes, 26 de diciembre de 2011

Enfrenta la dificultad con valentia

Existe un principio bíblico acerca de los eventos de la vida que no podemos ignorar. Aun los humanistas y filósofos lo reconocen... "Todo obra para bien" y "no hay mal que dure cien años". Un refrán puertorriqueño asegura que "la pedrá que está pal perro no hay quien se la despinte!".  En un artículo anterior mencioné que los problemas y dificultades de la vida aparecen sin ser invitados, no importa cuán bien estemos haciendo las cosas. Pues bien, una cosa es recibir lo imprevisto y otra es "provocar" las situaciones no importa lo negativas que se vean.

Estuve comparando dos pasajes bíblicos que nos muestran dos eventos importantes y aparentemente negativos en la vida de Jesús y me llamó la atención la manera en que respondió a ambas experiencias. La primera se encuentra en Mateo 16:21-23.  Aquí Jesús está advirtiendo a sus discípulos que su final está cerca y que próximamente será entregado a los ancianos, jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que morirá  pero que al tercer día resucitará.  Pedro, uno de sus discípulos, reacciona al comentario de Jesús, como cualquiera de nosotros haría al escuchar tan mala noticia: "¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no sucederá jamás!".  En lenguaje puertorriqueño, Pedro hubiera dicho: ¡Mientras yo esté vivo, nadie te tocará! Y sin embargo, Jesús, en lugar de sentirse elogiado por las buenas intenciones de su amigo, lo reprende. "Pedro, hay un propósito mayor y eterno en esto que voy a padecer, y ni tú ni el diablo impedirán que yo llegue a la cruz. Para esto he venido!".  El mismo que había confesado en versos anteriores (v.16), movido por el Espíritu de Dios, que Jesús es el Cristo el hijo del Dios viviente, ahora se encuentra siendo usado por Satanás tratando de evitar que Jesús llegue a la cruz.

El segundo pasaje se encuentra en Juan 13:21-27.  La última cena. Otra vez Jesús anuncia que será traicionado por uno del grupo (otra mala noticia). Todos se miran como si cada uno fuera la "persona de interés" (ya sabemos que Jesús conocía el corazón de ellos).  Dicho esto mojó el pan y se lo dio a Judas. Tan pronto Judas tomó el pan, Satanás entró en él. Y lo más impresionante de todo, Jesús mismo le dice o le ordena: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto". 

Cómo enfrentamos las malas noticias? Cómo reaccionamos a lo que parece inevitable en nuestra vida?  Buscamos la manera de posponer el "cantazo"? Justificamos nuestras acciones? Huimos de la responsabilidad como hizo Jonás? Nos defendemos con uñas y dientes buscando algún chivo expiatorio que pague la pena por nosotros?

Uno de los momentos vividos por Jesús en que parece querer escapar de su destino lo es cuando está en el Jardín del Getsemaní.  Allí habla con el Padre y le propone la posibilidad de que las cosas se hagan de otra manera. Sin embargo, contrario a lo que parece la evitación de un suceso, Jesús demuestra sujeción a la voluntad del Padre. "Si hay otra manera de hacer las cosas, está bien conmigo, pero si no, sea hecha tu voluntad. Porque tú mejor que nadie sabes por qué tiene que ser así" (parafraseado). 

Jesús sabía muy bien a lo que vino a la tierra y más que buscar una cláusula de salida a su misión, nos enseña en ese gesto que tenemos que afrontar nuestro destino con valentía y sujeción a la voluntad de Dios. El resultado ya lo sabemos, Cristo murió en la cruz, pero su muerte no fue en vano. Al tercer día resucitó de entre los muertos y ahora está sentado a la diestra del Padre e intercede por nosotros.

Lo que sea que tengas que pasar, pásalo pronto. No lo pospongas. Levanta tu frente en alto y mira al Invisible.  Tu sufrimiento, vergüenza, rechazo o traición cumplen con un própósito mayor... sacar el oro que está en tu corazón y quemar la paja que para nada aprovecha.  Esto también pasará.  Dios está escribiendo tu testimonio que luego, más adelante, resultará en Su gloria y la edificación de muchos que escuchen lo que Dios ha hecho en tí. ¡No temas. Dios camina contigo y te lleva al otro lado!http://www.lideresdeimpactoinc.webs.com

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