viernes, 2 de diciembre de 2011

Deja el pasado atrás

Entre los teóricos de psicología hay quienes creen que el pasado no influencia en el presente o que, por ser pasado, no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. "Debemos mirar hacia delante, trabajar con el presente que es de lo único que tenemos control", dicen. Sin embargo, hay otros que piensan que no podemos ignorar nuestro pasado porque lo que hemos vivido influencia, para bien o para mal, nuestra manera de vivir en el presente. ¿Quién tiene la razón?  Yo creo que los dos. Es cierto que no podemos cambiar lo que ya hemos vivido, pero sí podemos cambiar cómo nos sentimos con lo que vivimos.  En la medida en que trabajamos con nuestras emociones del pasado, que siguen activas y haciéndonos reaccionar, en esa medida es que podremos trabajar con nuestro presente para forjar un futuro mejor. Con esto quiero indicar que nuestro futuro no está totalmente determinado ni por la fatalidad ni por lo vivido en el pasado; siempre y cuando trabajemos con nuestras emociones. Dios dice en Isaías 43:19 "¡Voy a hacer algo nuevo! ya está sucediendo ¿no se dan cuenta?"

Sabes, no es cierto que el tiempo cure las heridas emocionales. Al contrario, cada conflicto relacional que no se resuelve, vuelve a nosotros con otra cara y en otra fecha. Lo que en un momento pudo ser una bolita de nieve se puede convertir en una avalancha si no lo tratamos a tiempo. Las historias se repiten... porque no hay nada nuevo bajo el sol. Para poder sanar una herida emocional; para poder resolver un conflicto relacional, no queda otra alternativa que enfrentar las emociones asociadas a esa relación lastimada y tomar decisiones saludables al respecto.

Del mismo modo, cuando entramos a vivir la vida Cristiana, Dios nos pasa por un proceso de limpieza para quitar la costra de la vida mundana y llena de pecado de manera que comencemos a manifestar nuestra nueva vida en Cristo.  Efesios 4:22 dice "Con respecto a la vida que antes llevaban se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos"  y el verso 29b añade: "que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan". Esto es un proceso y necesitamos la ayuda del Espíritu Santo y de personas maduras que nos dirijan en el nuevo caminar.

Isaías 43:18 dice: "olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado".  Vivir en el pasado es como conducir un auto en reversa por la autopista.  Recordar conversaciones o situaciones pasadas que revuelcan nuestra vieja manera de vivir se parece a cuando el pueblo de Israel estuvo en el desierto, experimentaron hambre y sed y empezaron a mirar hacia Egipto, su periodo de esclavitud, como una mejor opción.

Cada vez que te veas tentado a mirar atrás, ya sea en tus conversaciones o añorando lo que tuviste y ahora no tienes, detente, pide perdón a Dios y ponte en sus manos nuevamente para recibir sus misericordias que son nuevas cada mañana.

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